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Eliminación de los CFC de los aerosoles Cómo Sam Johnson llevó a SC Johnson hacia el activismo ambientalista

Hoy en día, la responsabilidad ambiental es el sello distintivo de muchas compañías. Se ha convertido no solo en algo correcto, pero también en algo de moda.
 
Pero no siempre fue así. En verdad, SC Johnson fue una de las primeras compañías en adoptar una postura pública importante en contra de un ingrediente que estaba dañando al medioambiente. Y lo hicimos hace más de cuatro décadas, guiados por la visión del líder de la cuarta generación, Sam Johnson.  

Lideramos el camino de las compañías socialmente responsables

En 1975, SC Johnson sorprendió a la industria química y fijó nuevas alturas para el liderazgo medioambiental cuando nos convertimos en la primera compañía en prohibir los clorosfluorocarbonos (CFC) de nuestros productos en aerosol en todo el mundo. 
 
Fue una jugada impresionante, especialmente porque algunas personas tenían preocupaciones sobre el gas de CFC, el cual requería más análisis. Un ejecutivo argumentó que SC Johnson debería esperar un análisis a más largo plazo, que resolviera la cuestión de la ciencia, antes de actuar basado en el “sentimiento”. 

Cuando mi padre decidió quitar los CFC de nuestros productos, lo hizo porque era lo correcto en el momento oportuno. 
Fisk Johnson, presidente y director ejecutivo de SC Johnson

Pero el entonces director ejecutivo Sam Johnson sintió que la evidencia claramente demostraba que los CFC afectaban la capa de ozono y creyó que la acción estaba justificada. Como dijo en su momento: “Los científicos de nuestra propia compañía confirman que como hipótesis científica, [la idea de que los propelentes de fluorocarbono en algunos recipientes de aerosol podrían estar causando el agotamiento de la capa de ozono] puede ser posible”.

Así que Sam se puso en marcha. “A partir de hoy”, anunció el 17 de junio, 1975, “nuestra compañía ha eliminado todos los propelentes de fluorocarbono de nuestras líneas de producción”.
 
Eso fue más de una década antes del Protocolo de Montreal de 1987, el tratado internacional diseñado para reducir la producción y el uso de químicos que contribuyen al agotamiento de la capa de ozono. También fue tres años antes de que Estados Unidos prohibiera el uso de los CFCs.

Política ambiental para proteger el planeta

La jugada hizo que SC Johnson se retirara del negocio de los aerosoles en varios países donde todavía no contábamos con alternativas disponibles para los CFC. También nos alejamos de nuestro negocio de antitranspirantes en el Reino Unido, donde éramos los líderes del mercado en ese momento.

La medida también nos puso en la mira de los ejecutivos en nuestra industria, quienes acusaron a Sam de ser imprudente e irresponsable. Solía contar la historia de un director ejecutivo que se puso de pie en una reunión para gritarle que iba a “arruinar” toda la industria.

Pero Sam se mantuvo firme. 

“Cuando mi padre decidió quitar los CFC de nuestros productos, lo hizo porque era lo correcto en el momento oportuno”, señaló Fisk Johnson, presidente y director ejecutivo de SC Johnson. “Esta decisión es una de las muchas que SC Johnson ha tomado en su larga historia de hacer lo que es correcto para las personas y el planeta”.

Explicación de los motivos ecológicos de nuestras acciones

SC Johnson no realizó su jugada de CFC silenciosamente. Más bien, adoptamos un enfoque activista, anunciamos el cambio y le pedimos a la industria que nos acompañara. En efecto, Sam sacó anuncios de página completa para explicar la decisión. Fue una clase magistral sobre responsabilidad de ingredientes y educación.

Junto con comunicar nuestra decisión, compartimos los puntos destacados de la ciencia que la respaldaron. También aclaramos que no todos los aerosoles contenían CFC, lo que significa que muchos productos todavía podían ser utilizados sin preocupación. 

Después de todo, los aerosoles eran y seguían siendo un formato muy eficaz para innumerables productos útiles en todas las industrias. No queríamos alarmar, o sembrar la duda, sobre nuestra industria u otras compañías. Simplemente queríamos explicar nuestra decisión y el pensamiento detrás de ella. 

Nuestro aviso de 1975 en The New York Times explicaba: “Estamos realizando esta acción por el interés de los clientes y el público en general, durante un período de incertidumbre e investigación científica. Tenemos pensado cambiar las etiquetas de nuestros recipientes para publicar la siguiente declaración: Utilizar con confianza. No contiene freón u otro fluorocarbono que supuestamente dañe la capa de ozono”.

Resultó que la decisión de eliminar los CFC fue, sin duda, la correcta. Veinte años después, la investigación científica en la que se basó Sam para tomar la decisión ganó el Premio Nobel de 1995. 
 
Pero su elección fue buena para el negocio también. Los científicos de la compañía descubrieron que el propano y el isobutano – entre los gases más baratos – ofrecían un sustituto ganador para los CFC. Al final, SC Johnson ahorró millones de dólares en la producción de aerosoles y estaba consolidado en los productos libres de CFC para cuando los competidores se pusieron al día.
 
Esta victoria para el medioambiente y para el negocio demostró el beneficio del compromiso de Sam para tratar las preocupaciones económicas y ambientales como interdependientes. Es un compromiso que cumplimos actualmente. 
 
Seguimos marcando el camino con elecciones responsables de materias primas, a través de nuestro proceso de Greenlist™. Nos aseguramos de que la gente sepa lo que hay dentro de nuestros productos, con la divulgación de los ingredientes líderes en la industria. Y, cuando es necesario, tomamos las decisiones ambientales correctas, incluso si no son rentables.
 
Sobre todo, seguimos permitiendo que la ciencia guíe nuestro camino. No siempre tomaremos las decisiones correctas, pero siempre trataremos de actuar basados en la mejor investigación disponible – y cuando creamos que es necesario, actuaremos, incluso si los otros no lo hacen.